KEVLAR®
En 1965 dos científicos de Dupont, Stephanie Kwolek y Herbert Blades, inventaron la fibra de aramida, bautizada comercialmente como Kevlar®. Sin embargo, su uso balístico fue descubierto por dos investigadores, Lester Shubin del Instituto Nacional de Justicia (NIJ) y Nicholas Montanarelli, un especialista del Ejército de los EE.UU., quienes tomaron las muestras de Kevlar®, las llevaron a un polígono y dispararon sobre ella, percatándose de que el proyectil no logró traspasar la fibra.
Desde entonces, debido a sus inéditas características de resistencia, flexibilidad y peso, se convirtió en el insumo tecnológico estándar para fabricación de chalecos antibalas, exclusividad que con el tiempo perdió, para transformarse en un poderoso liderazgo comercial en importantes mercados mundiales. Estas son sus ventajas en detalle:
- Alta resistencia a la tensión y ruptura
- Bajo peso
- Rigidez estructural
- Baja conductividad eléctrica
- Alta resistencia a diversos químicos
- Excelente estabilidad dimensional
- Resistencia al fuego y corte con elementos punzo penetrantes
El éxito rotundo de las fibras de aramida está siendo explotado aún hoy en día, pues otras empresas fabricantes de polímeros, fibras y otros compuestos textiles continúan trabajando para buscar soluciones similares. Dentro del universo de materiales que han salido al mercado, encontramos en EE.UU. soluciones como Spectra Shield®, Goldflex® y Twaron®. En Europa, el líder en fabricación de fibras balísticas es la holandesa DSM, con su producto Dyneema®. La nipona Toyobo CO. es fabricante de las fibras PBO, conocidas comercialmente como Zylon®, una fibra sintético de alto rendimiento que en un principio surgió como la más moderna solución balística, por su bajísimo peso. Sin embargo, la denuncia realizada por un fabricante de chalecos antibalas acerca de una supuesta rápida degradación del material sin razón externa aparente (aunque los análisis parecen apuntar a que la durabilidad es mayor en climas templados o fríos), hizo mucho daño a su reputación. Lo cierto es que las fibras de Kevlar® mantienen una ventaja, en especial para el mercado latinoamericano, dado su bajo peso, probada durabilidad y, muy especialmente, alta resistencia al calor.